La filosofía y la ciencia no pueden pelear entre sí, asegura Bunge. "La ciencia y la filosofía, de hecho, están unidas. La investigación científica tiene supuestos filosóficos y consecuencias filosóficas. Por ejemplo, los experimentos con las ondas gravitatorias muestran que el espacio es material, puesto que el espacio puede arrugarse y cambiar, es algo material, no matemático. Otro componente filosófico de la ciencia es el respeto por la verdad, por ejemplo, que es un mandamiento moral o ético para los científicos", explica el pensador. Aunque se muestra de nuevo pesimista porque hemos "llegado a un punto en el que la verdad no importa y solo importa el éxito".
(Ver el artículo completo en El País. 21/9/2019)