Los antiguos griegos lo denominaban "eudaimonía", un término bastante escurridizo que incluye el concepto de suerte. En inglés se llama "happiness", palabra que procede del verbo "hap": tener suerte. En francés se refieren a ella como "bonheur", vocablo resultante de la unión de "bon" (bueno) y "heur" (suerte). En italiano, portugués y español se la conoce respectivamente como "felicità", "felicidade" y "felicidad", voces todas ellas procedentes del latín "felix", afortunado
Pero aunque la suerte puede ayudar a conseguir la felicidad, no basta. La felicidad, como decía Bertrand Russell, es una conquista, hay que trabajársela.
Es evidente que la felicidad es lo más demandado y lo más universal desde que existe la humanidad. Es decir: desde hace 400.000 años es lo más buscado, lo más ansiado. Los psicólogos evolucionistas aseguran que es precisamente esa búsqueda de felicidad lo que nos ha permitido sobrevivir como especie durante todo este tiempo, concediéndonos una ventaja adaptativa respecto al resto de seres vivos.
La pregunta es: ¿cómo demonios se consigue la felicidad?