Resulta especialmente clarificadora una de las primeras razones que se ofrecen en el libro: cuando Hannah Arendt escribía sobre los horrores del totalitarismo en el siglo XX los llamaba «tiempos oscuros», y sostiene Bernstein que éstos no sólo no han desaparecido sino que se han vuelto «más intensos y peligrosos».
Es más, Arendt llegó a escribir un libro titulado Hombres en tiempo de oscuridad, donde no sólo se refería al totalitarismo sino que llegaba a afirmar que la oscuridad llega cuando existen «brechas de credibilidad».
Seguro que ya le va pareciendo la cosa más actual; más de posverdad. «Cuando el discurso no revela lo que es sino que se esconde bajo la alfombra, mediante exhortaciones morales que, bajo el pretexto de defender viejas verdades, degradan toda verdad en una trivialidad sin sentido». Así prosigue el profesor Bernstein por correo electrónico desde Estados Unidos.
Verdad es que Hannah Arendt no fue conocida hasta que, en 1963, acude a Jerusalén para cubrir el juicio del criminal de guerra Adolf Eichmann para The New Yorker, que a día de hoy puede encontrarse en su web. Se hizo célebre entonces porque una de sus expresiones, «la banalidad del mal», defendía la idea de que Eichmann no era mala persona per se, sino que obedecía órdenes.
(Ver noticia completa en "El Mundo. 19/3/19)