De todas formas, a estas alturas habrá lectores diciendo algo así como: “Vale, muy bien. La filosofía es bonita. Puede ser un hobby, como jugar al ajedrez o resolver crucigramas. Pero no se traduce en nada que me pueda servir. Nunca me veré en la situación de dudar acerca de si el mundo existe, como Descartes”.
Pero la reflexión y el análisis de cuestiones fundamentales tienen consecuencias mucho más prácticas de lo que parece. La filosofía no solo nos ayuda a ver el mundo de forma diferente, sino que también puede cambiar cómo interactuamos con él. Desde cómo podemos ayudar a los demás hasta cómo enfrentarnos a la muerte o si debemos tuitear enfadados. El pensamiento crítico y las herramientas que nos proporciona la filosofía nos ayudan a tomar decisiones meditadas.