El problema de creer que el futuro se parecerá al pasado

¿Cómo podemos saber de qué color son los cisnes? Una forma consiste en ver el máximo número de cisnes que podamos. Si todos son blancos, podemos confiar en que los demás, incluidos los que están por nacer, serán también blancos.
Esta forma de razonar, llamada inducción, tiene un problema, como explicó David Hume en su Investigación sobre el entendimiento humano, publicado en 1748. No podemos decir que todos los cisnes son blancos, sino que todos los cisnes que hemos observado lo son. A lo mejor hay un cisne negro (o verde) que aún no hemos descubierto.
Gran parte del conocimiento se basa en la inducción, por lo que, según Hume, la ciencia está partiendo de un supuesto no racional: la tendencia a pensar que el futuro ha de parecerse al pasado.
Este es uno de los problemas con los que topa el método científico. El objetivo de la ciencia es ofrecer una descripción objetiva de la realidad. Pero la filosofía ha puesto en evidencia que hay diferencias entre lo que el científico cree que debería hacer, lo que dice que hace y lo que finalmente hace.

Por esto es útil que la filosofía estudie los métodos y prácticas de la ciencia, como explica Shamir Okasha en Philosophy of Science. Los científicos dan sus prácticas por supuestas mientras los filósofos están siempre dispuestos a preguntar un nuevo “¿por qué?” y a cuestionar si nuestras creencias están tan fundamentadas como creemos.